domingo, 1 de noviembre de 2015

Enemigos propios y ajenos

Rugiendo el león me miraba,
chispas en sus ojos dibujaba,
creía que así me amedrentaba,
yo ya no tenía miedo a nada

Buitres carroñeros con derecho
a darte un zarpazo de por vida
y arrancarte el corazón del pecho
sin poder hablar ni misa

Engendros de la misma calaña
que envenenan nuestro futuro
y tejen una telaraña,
cual difícil superar su muro

¡Cómo les gusta achicarnos!
Hacer que somos menos que ellos,
desearía poder calmarlos,
retorcerles el pescuezo

Nos han tocado hostigadores
que sepultan nuestras ilusiones.
Malditos los persecutores
que no entienden nuestros pavores

Risas en un campo de minas
donde acontece la batalla.
¡Qué duro el escalar tu valla!,
aunque a mi ya no me lastimas

Puedes cortarle la cola
a una bella lagartija,
pero le crecerá otra escoba
con la que barrer tus cenizas

Pongamos nuestras fuerzas unidas
para derrotar tales pandillas.
Un maleficio les caerá
como llovizna el cielo vierte al mar

Fuera del pozo vida tendré
y aunque sé que no nos ayudarás,
mis fuerzas y energías tomaré
para que no me fustigues más

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