domingo, 20 de noviembre de 2016

El egoísmo vestido de valentía

El otro día leí una noticia de una mujer que iba a traer al mundo una criatura con 62 años. No es la primera que se suma a "qué valiente soy que me atrevo a hacer lo que las demás no". No es que las otras mujeres del mundo sean cobardes al no engendrar a ciertas edades, es que no a todo el mundo le parece una opción acertada.

Me parece de lo más indignante que haya gente que apoya este tipo de decisiones. ¿Se ha parado a pensar esta señora en qué tipo de crecimiento va a tener ese niña? Cuando tenga 15 años en lugar de estar saliendo con sus amigos a pasarlo bien tendrá que estar cambiándole los pañales a su querida madre. Y esperemos que todavía siga viva cuando la zagala cumpla los 20 años. Pero no sólo es el hecho de que se quedará sin madre cuando todavía ni haya salido del cascarón, es la baja calidad de relación materna que podrá disfrutar durante ese período de tiempo. Y si por lo menos pudiera tener también una figura paterna ándate con Dios, pero es que encima está soltera. Aunque no sé que preferiría, porque que se te mueran los dos cuando todavía te queda mucho por delante tampoco tiene buena pinta.

Por supuesto que mucha gente se ha quedado sin sus progenitores siendo todavía muy pequeños. Son tragedias que pueden ocurrir, pero esto no sería una situación de infortunio, esto es hacer una quiniela llena de múltiples con la que seguro que atinas en la diana.

Para mucha gente es un acto de mujer con coraje y con ganas de desafiar a la vida. Para mí es un acto egoísta y punto pelota. Si la naturaleza decidió que las mujeres perdieran la capacidad de tener "pichuelos" a una edad será por algo. Además, claro está, no fue natural, tuvo que recurrir a la fecundación in vitro.

Se debería prohibir el uso de la ciencia en estos casos porque yo creo que es perjudicial para ambas partes. Lo que no se puede, no se puede, y no hay que darle más vueltas.

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