Hoy os quiero hablar sobre un libro que llegó a mi de una forma inesperada y al cual le he cogido un cierto aprecio tras su intrigante lectura. No lo conocía inicialmente y tengo que reconocer que me ha cautivado. Se trata de Comiendo sonrisas a solas de Tadea Lizarbe, la cual quedó entre las diez primeras del premio Planeta de 2014. Tadea es una chica de 1988, terapeuta y nacida en Pamplona, por lo que me enorgullece más haberlo leído ya que se trata de alguien de mi zona.
Es un libro de unas 450 páginas con una lectura bastante fluida y fácil de llevar. Al principio puede resultar un tanto reiterativo en la forma de expresarse mediante sus "pensamientos intrusos", que según ella son los que nos invaden inconscientemente causando efectos negativos en nuestra forma de ser y actuar.
Nunca me había tocado leer un libro que contenga una historia y ésta a su vez tenga otra entre medio. Por una parte tenemos la historia de Eloísa. Su madre muere en el hospital y señala con el dedo a Miguel, el hermano de Eloísa. En el transcurso del libro podemos ver cómo intenta averigüar por qué su madre actuó de tal forma. De esta manera vemos su capacidad de hacer de detective e investigadora del caso.
A su vez observamos el cambio de mentalidad de Eloísa, ya que en principio es una persona que se encierra en su mente y no vive en el mundo exterior debido a esos pensamientos intrusos o esas creencias absurdas que hacen que no veamos la realidad tal y como es, sino como nuestro subconsciente quiere que lo entendamos. A raíz de darse cuenta de esto van sucediendo diferentes situaciones como enamorarse, conseguir un trabajo, lograr su sueño de trabajar en algo relacionado con la biólogía, y los más importante, empezar a valorarse a ella misma.
Por otro lado nos encontramos con la historia de Alona, que es un libro que lee Eloísa y que leyó su madre antes de morir. En esta historia vemos la evolución de lo que empieza siendo una niña y termina siendo una madre hecha y derecha. Este otro cuento está ambientado en la época de 1800. Alona es una pequeña que se quedó huérfana a causa de un incendio y la recogió un señor llamado Moret, el que le daría alojamiento y comida a cambio de formarse y trabajar para ella. El relato se va enrevesando y cada vez la historia de Eloísa y la de Alona se va uniendo más, pero no quiero dar detalles para no estropear el final.
Lo que más me ha gustado es precisamente la capacidad de la autora de entrelazar estas dos aventuras, que en un principio parecen completamente ajenas y al final se descubre que todo lo que ocurre en el presente no es casualidad.
Además me gusta mucho que podría haber sido el típico libro de autoayuda sin un argumento que enganche de verdad y en cambio ha sido capaz de crear estas magníficas historias dándoles un toque subliminal de terapia psicológica. Con ello consigue dar que pensar al lector sobre ciertos temas y a su vez desarrollar la capacidad imaginativa.
Lo recomiendo fervientemente y espero volver a encontrarme con muchos libros como éste a lo largo de mi vida.
Nunca me había tocado leer un libro que contenga una historia y ésta a su vez tenga otra entre medio. Por una parte tenemos la historia de Eloísa. Su madre muere en el hospital y señala con el dedo a Miguel, el hermano de Eloísa. En el transcurso del libro podemos ver cómo intenta averigüar por qué su madre actuó de tal forma. De esta manera vemos su capacidad de hacer de detective e investigadora del caso.
A su vez observamos el cambio de mentalidad de Eloísa, ya que en principio es una persona que se encierra en su mente y no vive en el mundo exterior debido a esos pensamientos intrusos o esas creencias absurdas que hacen que no veamos la realidad tal y como es, sino como nuestro subconsciente quiere que lo entendamos. A raíz de darse cuenta de esto van sucediendo diferentes situaciones como enamorarse, conseguir un trabajo, lograr su sueño de trabajar en algo relacionado con la biólogía, y los más importante, empezar a valorarse a ella misma.
Por otro lado nos encontramos con la historia de Alona, que es un libro que lee Eloísa y que leyó su madre antes de morir. En esta historia vemos la evolución de lo que empieza siendo una niña y termina siendo una madre hecha y derecha. Este otro cuento está ambientado en la época de 1800. Alona es una pequeña que se quedó huérfana a causa de un incendio y la recogió un señor llamado Moret, el que le daría alojamiento y comida a cambio de formarse y trabajar para ella. El relato se va enrevesando y cada vez la historia de Eloísa y la de Alona se va uniendo más, pero no quiero dar detalles para no estropear el final.
Lo que más me ha gustado es precisamente la capacidad de la autora de entrelazar estas dos aventuras, que en un principio parecen completamente ajenas y al final se descubre que todo lo que ocurre en el presente no es casualidad.
Además me gusta mucho que podría haber sido el típico libro de autoayuda sin un argumento que enganche de verdad y en cambio ha sido capaz de crear estas magníficas historias dándoles un toque subliminal de terapia psicológica. Con ello consigue dar que pensar al lector sobre ciertos temas y a su vez desarrollar la capacidad imaginativa.
Lo recomiendo fervientemente y espero volver a encontrarme con muchos libros como éste a lo largo de mi vida.
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